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Foffo Goddy

Sitio Oficial de la banda Foffo Goddy

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Between the World and Me: la grabación del video

Between the World and Me: la grabación del video

por Arturo Pardo · 18 de abril, 2016

Más adelante habrá oportunidad de ver un video con imágenes “tras bastidores” que ilustren la grabación del video. Hoy, por adelantado, acá compartimos algunos detalles de los dos días en los que nos convertimos en personajes de un video de Marlon Villar.

Todo comenzó con un almuerzo en Café Mundo, en agosto del 2012. Ese día Marlon me hizo saber que tenía ganas de hacer un video de Foffo Goddy. Yo no lo podía creer, porque todos los videos que le había visto hasta ese momento me parecían increíbles o, como él diría, “una caballada”. 

Su intención era hacer un video de Parents and Son, que era su canción favorita del nuestro primer disco. La idea sonaba muy bien pero nosotros nunca pensamos en esa pieza como un sencillo; se lo hicimos saber y la propuesta quedó en el aire (Buuu)… Sin embargo Marlon no tardó mucho en proponernos una segunda posibilidad.  (¡Eeeeh!)

“Maes, quiero hacer una vara con un caballo, un dragón, un rey que se vea como un cerdo…”, algo así nos dijo y ya lo tenía todo en su cabeza. De repente estaba desquiciado. Nos contagió con la idea con una rapidez impresionante y entonces todos nos enamoramos de la propuesta.

Con aquel guión Bissinger y yo nos convertíamos en un caballo de tela. Juan Carlos, por su parte, sería un dragón rojo lleno de furia que escupiría fuego… comportándose casi como Juan Carlos en un mal día.

El primer día de filmación el caballo tuvo a Daniel Ross estaba montado sobre una montura (valga la redundancia) que a su vez se sostenía de una estructura que, a su vez (ya van dos de estas) se sostenía sobre los hombros de Bissinger y los míos. (Ouch.) Bissinger delante, y yo detrás, haciendo del trasero del caballo.

Durante unas cuatro o cinco horas estuve caminando viendo solo hacia abajo, cubierto por unas tres capas de tela que caían sobre mi cabeza.Yo sudaba y sentía que mis hombros se iban moliendo poco a poco. Gemía con cada paso que daba y eso, estoy seguro, tenía preocupadísimo a Daniel Ross, quien cada vez que podía me preguntaba que si yo estaba bien… creo que para tener algo de certidumbre de que no lo dejaría caer al suelo en algún desmayo. Ese, en resumen, ha sido de los días más extenuantes de mi vida.

Mis respetos para Bissinger quien, además de tener sobre sus hombros aquella estructura y a aquel personaje, tenía que ir “tocando” un instrumento y sonriendo porque aquel era un caballo feliz… aunque con un trasero poco feliz.

Dos días después era a Juan Carlos al que le tocaba grabar su parte pero ya no en un campo verde sino en un gigante estudio azul.

Ahí se convirtió en dragón, sostenido por un arnés que, estoy seguro, le apretaba la entrepierna.

Ver aquello fue realmente divertido. Marlon giraba instrucciones y entonces Bissinger, con alguien más que en este momento creo haber olvidado, se encargaban de jalar una polea para que Juan Carlos se moviera como si fuera un dragón sobrevolando… ya ustedes saben cómo sobrevuela un dragón así que no es necesario ahondar en detalles. 

El dragón escupiría fuego, entonces a Juan Carlos le tocó hacer las muecas correspondientes… como cuando él escupe fuego. Verlo ese día sin fuego y con un traje de dragón tan caricaturesco, fue realmente gracioso, pero ahora, con el video final, más que gracioso es increíble ver cómo dos días de grabación se convirtieron en algo así tan chuzo.

El video habla por sí solo. El proceso para realizarlo y luego para lanzarlo fue mucho más que esto que yo resumo tan rápidamente. El esfuerzo enorme de cada una de las personas que participó se plasmó de manera increíble en un trabajo lleno de detalles y cuyo valor sentimental pero principalmente profesional es grandísimo. 

Si aquel día se me molieron un poco los hombros y a alguien más se le molió la entrepierna al guindar de la entrepierna, aquello valió la pena. Hay un sentimiento indescriptible al poder ver terminada aquella idea que un día Marlon nos presentó mientras le brillaban los ojos de la ilusión. Unas 1.000 veces nos dijo: “va a quedar pichudísimo”… y tenía toda la razón.

Antes de Foffo Goddy. Parte 2

Antes de Foffo Goddy. Parte 2

por Arturo Pardo · 4 de junio, 2013

(Vea acá la primera parte.)

Daniel y yo compartíamos bus de regreso a casa después del colegio. Yo hacía lo posible por no hablarle, no voy a negarlo, pero una tarde no pude evitar preguntarle sobre el catálogo de bajos eléctricos que le veía en la mano todos los días; terminamos hablando por un buen rato sobre música y más música.

Pocas  semanas después los dos estábamos jameando e intercambiando ideas musicales en el garaje de su casa, a 350 metros de la mía. Aquellas reuniones a ratos eran productivas, a ratos no, pero de las sesiones efectivas nos salían ideas que más tarde tocaríamos en tantos actos cívicos que un profesor llegó a llamarnos “el trapito de dominguear” para cuando necesitaban incluir algún número cultural en medio de actos protocolarios.

Principalmente tocábamos temas instrumentales de corta duración y con estructuras poco definidas pero nos parecían graciosos y ya con eso los sentíamos como apropiados para tocar en público.

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En quinto año tocábamos música celta… digamos.
Otras veces tocamos con otros compañeros de la generación e intercambiábamos instrumentos de canción en canción solo porque en total éramos como seis guitarristas.

De aquellas experiencias la más memorable fue la ocasión en la que, como sexteto, cantamos Hotel California frente a todo el colegio. Yo recuerdo que alguna gente se reía de nosotros, y es que no era la versión más dignificante, especialmente por la cantada…  pero no íbamos a parar; no nos quedaba otra opción que seguir. Aquella vez cuando cerramos con el último compás por una puerta lateral del gimnasio ingresó un grupo de charros cantando la pegajosa tonada El mariachi loco. Hasta ahí llegamos.

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Aquí grabábamos todo lo que hacíamos y la grabadora todavía sirve 🙂

Mientras tanto Symbiosis ya estaba en sus últimos días y a la vez Daniel tocaba de vez en cuando con un par de bandas de corta duración de miembros de dos generaciones arriba de la nuestra. Sin embargo cuando Juan Carlos y yo nos quedamos sin grupo se abrieron las puertas para que, junto a él, hiciéramos algo más en serio.

De verdad que lo intentamos: quisimos tocar power metal, hard rock, rock alternativo, grunge y hasta algo así como “comedy rock”. Durante aquel tiempo nunca logramos coincidir en gustos e intereses, por lo que ninguna de las ideas fructificó formalmente y no avanzamos más allá de tocar esporádicamente en el colegio y cantar juntos en el coro.

Sin embargo sí alcanzamos a grabar unas de las breves ideas que se venían a nuestra cabeza. Los audios que acompañan a este texto son una pequeña muestra del material que tocamos en vivo si acaso una única vez.

 

Llegar a concretar la idea de hacer algo que terminó siendo Foffo Goddy no fue tan rápido ni sencillo, pero de eso escribiré en la tercera y última parte de esta historia. No se pierda el final de: La prepago contra el capo, ni tampoco de este asunto que nunca será llevado a la pantalla grande.

18 músicos de un mismo cole

18 músicos de un mismo cole

por Arturo Pardo · 4 de mayo, 2013

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En el colegio había conciertos de estudiantes dos o tres veces al año. Ocurrían en actos cívicos, en “talent shows” o en plazas públicas previas a las elecciones estudiantiles.

Nos daban clases de música una vez a la semana solo durante medio año. Había un coro de muy buen nivel. Teníamos autorización de llevar la guitarra y sacarla durante los almuerzos. Era permitido usar el discman o el walkman durante los recreos… Así como en cualquier colegio.

Hace pocos días alguien en Twitter preguntaba los motivos por los que del Colegio Metodista sale tanto músico. En mis cálculos aparecen al menos 18 ejemplos de personas que pasamos por ahí en algún momento durante el periodo 2001 – 2004. Tal vez se me olvida alguno pero por lo menos los 18 de la lista los puedo mencionar sin miedo a equivocarme.

Como los tres miembros de Foffo Goddy pasamos por las aulas del “Meto”, aproveché este espacio para el recuento de los músicos activos hoy y que en algún momento durante mis días de colegio vi caminar por aquellos pasillos que no parecían teer ningún incentivo particular para que practicáramos la música.

Acá va en orden descendente en términos etarios y con las respectivas bandas actuales de cada uno:

Iván Alfaro (Arsenal, Elegant View)
David Ramírez (Anónimo y otro proyecto en camino)
Allan Rojas (Patterns)
Kabek Gutiérrez (Mr. Gone and the Invisibles)
Luis Vargas (Señor Tijeras)
Paola Rogue (The Great Wilderness)
Daniel Patiño (Patiño Quintana)
Sebastián Loaiza (Patiño Quintana)
Giovanni Sancho (Mr. Gone and the Invisibles)
Daniel Bissinger (Foffo Goddy)
Arturo Pardo (Foffo Goddy)
Amanda Velásquez (Patiño Quintana)
Narayan Barrantes (Akasha)
Nacho Paez (Cocofunka, Un Rojo)
Brian Torres (110 St.)
Esteban Ureña (Patiño Quintana, 110 St.)
Andrés Patiño (Patiño Quintana, Percance)
Juan Carlos Pardo (Lucho Calavera y la Canalla, 424)

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En orden usual: Amanda Velásquez (Patiño Quintana), Narayan Barrantes (Akasha), Daniel Bissinger (Foffo Goddy) y Roy Artavia (¡Roy toque con alguien!) La foto pertenece a un tributo a Nightwish en el 2005.

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Síncopa fue un grupo que nació en el Metodista. Luego murió fuera de él. En la foto: Brian Torres (110 St.), Juan Carlos Pardo (un montón de grupos que acá no caben), Esteban Ureña (110 St. y PQ). Foto de por ahí del 2007.

 

Este sábado en el Cenac vamos a tocar siete de los músicos de esta lista, entre los que somos parte de Patiño Quintana y Foffo Goddy.

A Daniel y Andrés Patiño, los recuerdo cuando tocaban con un grupo que se llamaba 12 Onzas, era un cuarteto que tocaba rock alternativo. En el 2001 o 2002 nos ganaron (a Symbiosis) en un talent show, por lo que yo los odié por el resto del año. (Ya no los odio muchachos. Lo juro. Mi hermano creo que tampoco los odia… pero no puedo asegurarlo.)

Amanda, Bissinger y yo aprendimos a cantar juntos… o por lo menos durante la misma época. Éramos compañeros del coro y en quinto año teníamos un profesor que nos acusaba con el director del coro porque cantábamos en clase (pfff).

Esteban Ureña y Juan Carlos tocaron juntos en un grupo instrumental de música fusión que se llamaba Síncopa. Era realmente un buen grupo y los chapas lo dejaron botado de camino, caray.

Chivear con los compas de hace años es quizá de lo más chuzo que le puede pasar a uno como músico. Ya han pasado mucho tiempo desde que todos estos nos conocimos gracias al colegio pero lo importante no es eso, sino que a estas alturas podemos seguir compartiendo la música, pero más que nada, que seguimos siendo grandes amigos. De eso se trata el concierto de este sábado. Ahí vamos, en las mismas que hace casi 10 años.

Escrita por Arturo.

Antes de Foffo Goddy. Parte 1

Antes de Foffo Goddy. Parte 1

por Arturo Pardo · 18 de marzo, 2013

Los tres miembros de Foffo Goddy tocamos solo una vez juntos antes de ser parte de un mismo grupo. Aquello sucedió en diciembre del 2006, es decir, seis años antes de que estuviéramos de nuevo los tres en una misma tarima.

Sobre ese concierto hablaremos más tarde pero primero vámonos más para atrás, cuando éramos más niños y los vellos faciales apenas empezaban a asomársenos.

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Los primos-hermanos de Symbiosis vestíamos con mucho estilo. (1997)

En el año 2000 mi hermano Juan Carlos, dos primos (Miguel y Gabriel Vargas) y yo armamos un grupo. Lo primero que tuvimos fueron los integrantes, después de eso teníamos que aprender a tocar instrumentos y comprarlos. Es decir, éramos un grupo en el que ninguno de los cuatro sabía tocar algo y tampoco tenía instrumentos.

Antes, a lo único a lo que le habíamos dado era a los redoblantes o tenores de la banda de la escuela Metodista, por la cual habíamos pasado todos en algún momento.

Mi hermano siempre cuenta esta historia en otra versión a la mía, pero hasta donde yo me acuerdo en aquel grupo inexistente el que iba a tocar batería iba a ser yo. ¡Sí señor! Había tocado timbaleta en la escuela y me la jugaba bastante bien, por lo que me sentía con suficiente derecho a reclamar el puesto sobre la banqueta.

Sin embargo, Juan Carlos, como buen hermano menor y copión, dijo que él quería meterse a clases de batería, y nunca dio el brazo a torcer. Había estado en la banda desde que estaba en preparatoria, era como un niño prodigio que servía casi que de mascota para que las mamás soltaran un tierno “aw” cada vez que lo veían dándole a un tambor de plástico en el desfile del 15 de setiembre.

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El primer tambor de Juan Carlos era marca Fisher Price. Terminó destrozado. (Foto de 1994.)

Volviendo al 2000, Juan Carlos se puso a buscar ventas de baterías en los anuncios económicos. Una vez encontró una que vendían en c5.000. Llamó al vendedor y resultó ser una batería de carro, bien barata por cierto. En un segundo intento, la compra fructificó y volvió a la casa con una batería vieja marca Lazer, de c25.000. pintada de azul escarchada y  una gran calcomanía de Colémesis en el parche del bombo.

Con tal de que no hubiera dos bateristas en la misma casa, a mí me correspondió ceder y aprender a tocar guitarra. Mi regalo de cumpleaños número 13 fue una guitarra eléctrica Yamaha GPX de segunda mano comprada en Heredia. Además, mis papás me regalaron un amplificador de 5 watts, de esos que uno se guinda en la faja. Eso era lo mío.

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En sétimo año lo mío era peinado al estilo “Salserín”. (Foto del 2000)

Gabriel se compró un bajo que venía en un estuche de madera que parecía un ataud, mientras que Miguel decidió que quería aprender a tocar clarinete para más tarde aprender a tocar saxofón. Sin embargo al final terminó tocando teclado. Mientras tanto, el grupo que ya tenía nombre: Bachelor’s Button.

El nombre era poco apropiado para una banda que cantaba todo en español, con una identidad poco clara, nada más con la vaga idea de que lo que tocábamos era rock y ya. Así, sin etiquetas más exactas a falta de conocimiento para encasillarnos más.

Ensayábamos en mi casa los fines de semana y grabábamos en cassette, en un equipo de sonido con dos caseteras y un tocadiscos. Como no había un espacio apropiado para grabar decentemente, nos repartíamos a lo largo de un pasillo y cerrábamos el cuarto donde estaba la batería, para que no sonara tan fuerte. Ayy, tiempos aquellos…

El nombre Bachelor’s Button duró poco, antes de pasar a llamarnos Symbiosis. Así, con esa escritura.

En nuestro concierto debut, en un acto cívico del colegio, tocamos una pieza original instrumental que se llamaba Fórmula 1, y tres covers: Wipeout de The Surfaris, De música ligera, de Soda Stereo y Smells Like Teen Spirit, de Nirvana… curioso porque eran tres bandas que nunca escuchábamos.

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Única foto oficial de Symbiosis, un año antes de su formación. (1999)

Luego compusimos otras piezas que se llamaba Insomnio y otra más Twister (como la película, o como el juego (cc. Colocho), o como el burrito de KFC o como un desaparecido helado de Dos Pinos).

Tocábamos con amplificadores propios y con un público reducido que se limitaba a los más compas de nosotros cuatro, de no ser por las actividades organizadas por el colegio, en el que a la gente no le quedaba de otra que oírnos en el gimnasio, en medio de actos protocolarios y demás actividades de esas que son, a final de cuentas, obligatorias.

Como Juan Carlos seguía en la escuela, mi mamá tenía que ir a llevarlo a las instalaciones del colegio cada vez que íbamos a tocar, se esperaba a que le diéramos y un rato después volvía a llevárselo.  En los conciertos, como gran contribución al espectáculo, de vez en cuando tirábamos confites al público y ya. Eso era lo más interesante que hacíamos.

Después de un año de existencia, Miguel decidió dejar la banda y nos quedamos como trío: Gabriel, Juan Carlos y yo. Así seguimos componiendo canciones con letras poco inspiradoras e intercalándolas con covers que solo tocábamos una vez y luego desechábamos. En esa lista, en diferentes épocas le dimos a canciones como Entre dos tierras (Héroes del Silencio), Nothing Else Matters (Metallica), Come Togheter (Beatles), Wonderwall (Oasis), Song 2 (Blur), Zombie (Cranberries), Mama i’m Coming Home (Ozzy Osbourne) y When I Come Around (Green Day)… ah sí, y alguna pieza de Maná.

El cover más curioso que tocamos fue Fear of the Dark (Iron Maiden) , lo tocamos en un show de talentos con una sola guitarra, bajo y batería. No habrá sido la versión más llamativa de semejante pieza, pero para nuestro criterio colegial, no sonaba tan TAN mal.

En el 2002 estábamos en nuestro “mejor” momento y decidimos que era hora de grabar. Rodrigo Romero, un amigo del colegio que también tocó con nosotros un par de veces  tenía un equipo pequeño pero útil para grabar algo básico. En la casa de él grabamos nuestro “demo” más decente, en comparación con el resto de piezas que teníamos registradas únicamente en cassette y en versiones de ensayo.

 

Así quedaron para el recuerdo dos de las canciones que más nos gustaban en aquel momento: Extinción Masiva, con letra de Gabriel y Señor Océano, con letra mía. Extinción Masiva sonó una vez en Punto de Garaje, en Radio U, mientras que de la grabación si acaso hay dos versiones físicas en discos marca Maxell con un “Symbiosis” escrito en pilot. Ahora uno escucha ambas grabaciones y resultan graciosas de principio a fin, pero como dice el popular dicho (nuevo, por cierto): “lo gracioso no le quita lo valioso”.

A finales del 2002 Gabriel ya salía del colegio y eso equivalía a acabar el grupo. Y no que fuera culpa de él, pero fue a lo que llegamos por mutuo acuerdo. Como Facebook no existía, no podíamos anunciar el final de la banda. Nunca hubo concierto de despedida ni repartición de bienes. Hasta ahí llegó Symbiosis.

Otro año ya se ha ido

Otro año ya se ha ido

por Arturo Pardo · 2 de enero, 2013

…cuantas cosas han pasado.

Le damos gracias a Marco Antonio Solís (“El Buki”) por tan sabias palabras; de hecho son las únicas que le conocemos.  Con eso estamos bien, por ahora no nos hace falta conocerle más. Por cierto, un saludo a toda la gente de almacenes El Verdugo, gracias sus comerciales tan graciosos.

Ya se fue la Navidad y se acabó el 2012. Ahora empieza el 2013 y, a pocas horas desde que inició, es buen momento para hacer un recuento de lo que sucedió en sus 12 meses, en sus 365 días y algunos minutos adicionales que parecen no importarle a nuestro calendario.

En Foffo Goddy rememoramos rápidamente este año como uno muy positivo: nos dejó buenas enseñanzas, experiencias y amistades. Ahora, al comenzar un año nuevo, también nos abre los ojos y nos permite ver que hay muchas cosas por hacer, la primera de ellas: ponernos las pilas, pero bueno, vamos con el recuento.

En el 2012, en enero, exactamente, lanzamos nuestro primer disco, el homónimo Foffo Goddy. Lo regalamos y todavía ahí está en el mismo lugar, disponible como un obsequio de siete canciones, todas originales, todas grabadas tal cual las tocamos en conciertos.  La salida del álbum nos trajo una enorme alegría y nos abrió muchas puertas, tanto en medios de comunicación, en la escena musical, en escenarios locales y especialmente en el cariño de la gente que disfruta nuestra música. Gracias por eso.

En ese mismo mes, Alerta Rock (una iniciativa de Rock Ice) nos invitó a ser parte de su cartel de artistas mensuales, nos organizaron un concierto, nos llevaron a la radio y nos hicieron un video todo chuzo por el cual todavía hay gente que nos relaciona con un lago. Valió la pena.

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Setlist del concierto de Bob Dylan. Foto por Leo Carvajal. 

En mayo abrimos el concierto de Bob Dylan en el Palacio de los Deportes. No lo conocimos, pero igual ya sabíamos que eso iba a suceder. La experiencia fue realmente enriquecedora y nos ayudó a que en varias partes nos tomaran más seriamente.  Gracias por eso también.  Si bien ese es el concierto que más exposición nos dio este año, en el 2012 también compartimos chivos con excelentes músicos y amigos con los que antes no habíamos tocado, por ejemplo: Polar, Passiflora, Flpprz y Crossover, entre otros.

Después de la experiencia de Dylan, la verdad es que no supimos cómo aprovechar el buen momento y nos enfriamos un poco, seguimos chiveando y componiendo, pero no levantamos mucho como hubiéramos querido, o como se supone que debimos haberlo hecho. Hacemos mea culpa, nostra culpa, o como sea que se diga. A todo esto, el segundo semestre del 2012 no fue tan productivo como debió haber sido. (Una señal clara de eso es esta página, abandonada desde hace meses.)

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Foto por Juan Calivá para WARP.cr 

Con repertorio remozado, a escondidas comenzamos a ensayar como trío y no más como dúo. Después de un concierto en el extinto bar Antique, Juan Carlos Pardo, conocido y reconocido músico, nos propuso ser parte del grupo; aunque al principio pensamos que todo era una broma, nos reunimos dos días después y  oficialmente lo integramos al grupo. De esto hablaremos en otro post  (tenemos que guardar temas para seguir escribiendo) pero lo cierto es que lo que importa acá es que este año lo cerramos con un miembro más que como comenzamos el 2012. No imaginamos una noticia más positiva que esta, no por el momento.

Como trío estamos trabajando en un segundo disco que vería la luz en este 2013, además, sin más por el momento, les adelantamos que también tenemos uno que otro secreto importante que verá la luz antes de que el calendario vuelva a agotarse una vez más.

Ansiosos, entusiasmados, ilusionados le damos la bienvenida al 2013. Esperamos poder darles muchas sonrisas musicales a la gente que nos sigue. Esperamos inspiración, claro está, pero solo con eso no hacemos nada. La meta, este año, es actuar y no quedarnos de brazos cruzados, así ni siquiera podríamos tocar medio charango.

¡Feliz y productivo 2013 tengan todos y todas!

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