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Foffo Goddy

Sitio Oficial de la banda Foffo Goddy

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¿Dónde está Bob Dylan?

¿Dónde está Bob Dylan?

por Arturo Pardo · 5 de junio, 2012

Bob Dylan está en pleno Palacio de los Deportes. ¡Claro que sí! Ahí no más de la casa del Team florense, a un kilómetro de El Fortín y a poco más del Paseo de las Flores. Es 5 de mayo y sus fans ticos no pueden creer lo que tienen frente a sus ojos. ¡El hombre es leyenda viva! El hombre es LA leyenda.

Aquel día nosotros tampoco podíamos creer que nos hubieran elegido para abrirle a semejante ente musical. Pero una vez que llegó el momento de darle, no tuvimos más remedio que aceptar que aquello no solo era verídico, sino que también era cierto.

En el fondo, muy en el fondo, de nuestras desmirreadas figuras teníamos la esperanza de conocer a aquel hombre tras bastidores. No sabíamos qué le íbamos a decir, no teníamos preparado ningún discurso y no le teníamos ningún regalito criollo, como una pequeña carreta tallada en madera o una bolsita de Guayabitas ni Tricopilias… En resumen, si llegábamos a toparnos a Dylan frente a frente, no hubiéramos sabido qué hacer (además de emocionarnos, claro está).

A pesar del combo de emoción y fe, ya nos habían advertido que conocer a aquel hombre era prácticamente imposible. De hecho, una buena fuente nos había asegurado que él era inaccesible, y prácticamente invisible. Aquello sonó consecuente con el momento en el que su staff ordenó que todos los presentes abandonaran el Palacio de los Deportes para la prueba de sonido.

Guardas, conserjes, técnicos y curiosos tuvieron que dejar las instalaciones, mientras que a nosotros nos hicieron jurar y perjurar que no abandonaríamos el camerino mientras la banda de Dylan probaba todo en tarima.

Hicimos caso… ni que fuéramos tan, tan tontos. Probaron, bajo, guitarras, teclado, batería, percusión y… “¿dónde está Bob Dylan?”, nos preguntamos. Nunca lo escuchamos ni chistar. Estamos seguros que Bob Dylan no estuvo ahí para la prueba de sonido.

   Foto: Leo Carvajal

Tampoco supimos nunca dónde estaba el camerino del grupo estrella de la noche, pues ni estaba en nuestro rango visual, ni supimos cómo se llegaba a él. Lo que sí sabemos es que, conforme se acercaba nuestra hora de subir a tarima, se deshacía nuestra fe en conocer a don señor.

Y es que, ¿quién no querría obtener una evidencia fotográfica de haber estado en la misma tarima que semejante figura musical? Obtener una foto con él hubiera ameritado un digno espacio en la pared de la sala, junto al trofeo de fútbol de la escuela y el paño con el diseño de billete de ¢5.000.

También soñamos con haberle dado la mano u haberle insistido en que dijera “pura vida Costa Rica» y se pusiera la camisa de la ‘Sele’. Pero no, no hubo oportunidad de hacer nada de eso.

Nosotros tocamos durante nuestra media hora cronometrada; luego salimos sonrientes, alegres y orgullosos de la tarea que acabábamos de hacer y caminamos al camerino, suspirando por la tarea recién hecha. Pero, después de unos segundos de nuevo nos preguntamos “¿dónde está Bob Dylan?”. Nunca lo supimos, hasta que lo vimos ahí encaramado, haciendo de las suyas con su banda de lujo.

Su show fue una joyita y la gente lo vitoreó. De eso hay pruebas; nosotros fuimos parte de los que lo miraron boquiabiertos, de nuevo dudando si aquello realmente estaba sucediendo.

       Por si al llegar hasta acá sigue sin saber quién es Bob Dylan…    

Comenzó, siguió y se acabó el concierto y, finalmente, le entregamos varias copias de nuestro disco a alguien de la productora Evenpro, que nos prometió que le haría llegar los álbumes a las personas que rodeaban a Dylan desde más cerca. Aquella misma persona -encargada de traer al magnánimo artista- nos comentó que ni él ni sus socios lo habían visto antes de su propio concierto. “Es un tipo muy reservado, no se mete con nadie”, nos dijo. La historia estaba escrita: no conoceríamos a Bob Dylan nunca, ni siquiera aquella noche que lo tuvimos tan cerca.

En efecto. Cuando salimos del Palacio -unos 40 minutos después del show-, había varios fans que esperaban la salida del músico por la parte de atrás del Palacio. “¿Dónde está Bob Dylan?”, preguntaron, a lo que un técnico respondió sin rodeos: “Ah no, ese mae jaló apenas terminó la última canción, ahí ya no queda nadie”.

No nos llamamos Foffo Godoy

por Arturo Pardo · 31 de mayo, 2012

¿A quién le gusta que le digan mal el nombre? …ni siquiera a Jecsinior. Es por eso que queremos hacer la aclaración de que:

¡No nos llamamos Foffo Godoy! ¡Carambas!


Quién sabe cómo o porqué, hay muchas personas que leen así nuestro nombre. ¿Se parecen mucho la “o” y la “d” como para confundirlas de esa manera? Les damos el beneficio de la duda; tal vez sí se parecen por la bolita. Sin embargo, de repente sentimos que el error es tan común que tuvimos que formarnos nuestra propia hipótesis sobre esta equivocación:

En Costa Rica estamos tan familiarizados con la familia Mejía Godoy que quizá asumen que Foffo Godoy es el apodo de Rodolfo Godoy, primo de Carlos Mejía Godoy y Luis Enrique Mejía Godoy, tío político de Luis Enrique y Ramón.

¿Será que es eso lo que piensan de nosotros? Bueno, si su teoría era esa venimos a refutarla. No hay tal Rodolfo en el árbol genealógico de la prolífica familia nicaragüense (o por lo menos no es famoso). Si es que existe, lamentamos contarles que nosotros no somos él. Si aún le quedan dudas, les abreviaremos la justificación para que nos crean: la segunda parte de nuestro nombre no es Godoy.

Este es el error más frecuente a la hora de decir Foffo Goddy, un nombre que en algún momento pensamos que sería fácil de encontrar en Internet, pero que, probablemente, no es el más pegajoso o catchy. “¿Para qué se ponen un nombre tan complicado?”, nos dijo un amigo.

                      Imagen tomada el 29 de mayo en el Auditorio Nacional.

Agradecemos de verdad que ACAM haya incluido nuestro nombre en la lista de artistas nacionales que apareció en la manta que decoraba el escenario de la ceremonia de este año. El problema fue que nuestro nombre apareció tan grande como mal escrito, lo que nos motivó a hacer esta aclaración.

Eso sí, desde mucho antes ha habido quienes nos han apodado de otras formas diferentes a como realmente nos llamamos, así que era cuestión de encontrar una evidencia fotográfica para terminar de escribir este texto.

Ahora, sigamos con los fails de nuestro nombre; vamos entonces con el apartado “8 formas de decir mal nuestro nombre”, pues también nos han dicho de las siguientes maneras:

  1. Fofo y Godi
  2. Fofo Goofy (o más comunmente Fofo Goody)
  3. Fofi y GodoFofoy
  4. Foforofo
  5. Fofi
  6. Gogodofo Fo
  7. Fofín Fofín
  8. Fofo Godoy (está repetido, pero necesitábamos llevar la cuenta a 8)

Y solo para aclarar, asumiendo que es necesario. Foffo Goddy se pronuncia “Fofo Godi” aunque se deletrea F-O-F-F-O (espacio) G-O-D-D-Y.

Nunca nos hemos enojado con alguien que falla al decir nuestro nombre (edit:  sabemos que es un error humano que a cualquiera le pasa); en realidad siempre sonreímos con timidez, como quien no sabe decir que no nos llamamos así. Sin embargo con este texto, no está de más hacer la corrección del caso, así que agradecemos la corrección.

Antes de concluir con este texto queremos comentar que, si usted tiene una banda, o piensa en formar una algún día, tal vez usar un nombre como “Los caballeros del zodiaco”, no sean tan mala idea. Aunque ya exista en Internet, de fijo la gente se va a acordar mejor…

        ..que no nos llamamos Foffo Godoy 🙁

Este post tiene una relación directa con el que le antecede, así que tal vez usted quiera leer el anterior.

¿Por qué nos llamamos Foffo Goddy?

por Arturo Pardo · 23 de abril, 2012

La pregunta nos la han hecho muchas veces y aquí está la explicación oficial, la de “veritas”, la respuesta larga, pero necesaria. Advertimos que la historia no es tan interesante.

 En el 2008, cuando recibimos una llamada para participar en un concierto con Patiño Quintana y Elemento, todavía no nos llamábamos de ninguna forma, lo que nos facilitaba la tarea de no existir. El momento de “ser” nos parecía lejano. (Guarde esta frase filosófica tan profunda entre sus apuntes.)

               

 Con apenas cuatro piezas de repertorio, tener nombre era aún impensable, pero a pocos días del mentado chivo tuvimos que correr en la decisión de cómo nos llamaríamos, para aparecer de alguna forma en el afiche.

 La discusión del nombre sucedió por teléfono, quién sabe cuánto duró, pero al principio de la llamada nos pusimos tres reglas que serían determinantes para el nombre final:

  1.  Como cantamos en inglés pero nuestro idioma materno es el español, definimos que nuestro nombre debía pronunciarse igual en ambos idiomas.
     
  2. Nos impedimos llegar a un nombre que remitiera a alguna idea preconcebida; por ejemplo, no nos llamaríamos jamás algo así como “Caballeros del Zodiaco”, "Los guardianes del centeno", o “Los querubines de la música”, solo para citar tres ejemplos en los que nunca pensamos.
     
  3. Lo más importante de nuestro nombre final debía ser su inexistencia total en Internet, para así, facilitarle la búsqueda a quienes quisieran encontrarnos en formato virtual. (¡Vaya que nos ha funcionado!)

Aún por teléfono comenzamos a lanzar ideas, con sílabas irrisorias y ausentes de significado por sí solas. De repente, entre tanta jugadera silábica llegamos a la idea de Godi Fofo y luego Fofo Godi (así como lo ve).

(Inserte un silencio acá en señal de reflexión.)

Quién sabe cómo, dentro de aquella ridícula conversación, se nos ocurrió esto pero a ambos nos hizo gracia y comenzamos a darle vuelta a la idea mientras nos carcajéabamos. En aquel momento, además, le encontramos cierto sentido:

               

                                        Ellos son Fofo y Godi. <3<3

Fofo y Godi son grandes amigos nuestros desde el colegio, pero acá sus nombres reales los mantendremos en secreto para no avergonzarlos revelando su identidad. Aprincipios de la década pasada, al primero se le apodó “Fofo” como abreviatura de “Fósforo”, por su contextura delgada y prominente cabeza.

Al segundo, le pusimos “Godinez” por sus frecuentes ocurrencias en clase en los momentos más inoportunos, tal y como el personaje de la escuelita del Chavo del 8, que interpretaba Horacio Gómez Bolaños. 

El hecho de que el nombre viniera de dos buenos amigos nos hizo mucha gracia, e inmediatamente nos hizo probar otras ideas compuestas con apodos de compas: “Pussy Fresa”, “Cemen Tuma” (de Cemento y Tumadre) o “Marcia Gordillo”… evidentemente tuvimos que descartar estas últimas combinaciones.

Habiendo elegido Fofo Godi tomamos la decisión de escribirlo diferente para que se pudiera pronunciar de la misma forma en inglés que en español. El filólogo Miguel Vargas Arroyo –quien también es amigo nuestro así como de Fofo y Godi– nos justifica la decisión ortográfica de la siguiente forma:

“La doble consonante abrevia la vocal  previa. Si fuera solo ‘Fof’ se pronunciaría  ‘fof’, si fuera ‘fofo’ se pronunciaría ‘foufo’,  la segunda O modifica la primera  haciéndola más larga. La doble consonante le devuelve a la primera O su sonido original y devuelve la proncunciación ‘fofo’. Igual pasa en Goddy, donde la Y no hace ninguna diferencia, sino que la doble D genera que la O vuelva a ser corta "o” en vez de larga ‘ou’ “.

Y así entonces, nuestro nombre terminó siendo el Foffo Goddy de hoy. Por un momento pensamos que habíamos cumplido las tres reglas que nos impusimos desde un inicio. Sin embargo hemos notado que, lejos de ser pegajoso, el nombre se presta para muchas confusiones… pero de eso hablaremos en los próximos días.

 ¿Usted en qué piensa  cuando escucha el nombre "Foffo Goddy” por primera vez?

                          

Foffo Goddy

por Arturo Pardo · 17 de enero, 2012

Foffo Goddy by Foffo Goddy


Foffo Goddy
 incluye siete canciones inéditas. Fue grabado en Miut Audio en el periodo 2010-2011 y se publicó en línea el 17 de enero del 2012. No está disponible en formato físico sino únicamente para descarga gratuita.

Esperamos que lo disfruten y, si es así, que lo compartan.

(Source: http://bandcamp.com/)

¡Tenemos disco!

por Arturo Pardo · 17 de enero, 2012


Hace rato que queríamos decir esto y que fuera en serio.

Ahora que podemos decirlo con toda propiedad es como un sueño hecho realidad. (por más cursi que suene)…

¡Finalmente tenemos disco! yahoo, woohoo… Sabemos que a nadie le emociona tanto la noticia como a nosotros pero es que era una tarea pendiente que inclusive temíamos no lograr antes del fin del mundo. Sin embargo hoy decimos: ¡ahí tenés mundo!

Erm… sí.

“Foffo Goddy" (el disco) comenzó a grabarse a mediados del 2010. Desde entonces (y hasta ahora) mucha agua ha pasado bajo el río: remodelamos piezas, alargamos repertorio, cambiamos de instrumentos y poco a poco hemos ido sumando experiencia en los escenarios criollos. Este disco se convierte entonces en un buen resumen de lo que trabajamos en este año y medio que llevamos desde haber debutado oficialmente en concierto.

Para cuando comenzamos a grabar Daniel (Bissinger) ya tenía un poco de experiencia grabando en estudio; yo (Arturo Pardo) no. Así de simple. Ni en conjunto sumábamos una cantidad significante de horas en este oficio; eso, sin duda, dificultó la labor en las primeras sesiones de grabación. La mezcla de inexperiencia con nervios dio al traste con tomas poco útiles en términos de las deseadas para el disco.

Al principio la idea que teníamos era de grabar solo cinco temas. Todos ellos pretendían tocaban el tópico de la despedida en diferentes formas, aquello hacía del EP un trabajo temático o conceptual. Con esa idea clara retomamos la grabación de instrumentos desde cero y entonces el proceso comenzó a avanzar más en serio. Más tarde además se incluyeron dos canciones más que mostraban otras facetas más alegres del dúo. La decisión fue atinada.

La decisión de intentar algo diferente en la forma de grabar fue de nuestro mayor colaborador y propulsor en este proyecto: Giancarlo Tassara, cabeza del estudio donde hicimos todo el trabajo. Miut Audio nos sirvió de casa para registrar las canciones que hoy debutan en un álbum. Tassara hizo las de consultor mientras nos grababa, algo que fue de gran utilidad para tener un tercer criterio de peso sobre lo que estábamos haciendo desde buen inicio.

El proceso se extendió más de lo que hubiéramos pensado por diferentes motivos sin embargo el periodo amplio también sirvió para madurar las ideas y proponer algunos cambios a las ideas originales. Uno de esos ejemplos es la canción …And the Hand Waved, que, cuando grabamos las guitarras en el 2010 era una pieza instrumental y hoy, se ha convertido en una especie de sencillo para nosotros, con un interesante juego de voces.

En cuanto al lado negativo de la espera tenemos la obvia incertidumbre y los cúmulos de ansias cada vez mayores. Por otro lado, hay varias canciones de nuestro repertorio que algunas personas esperaban que estuvieran en este disco y que, por cuestión de la época en la que fueron escritas, se quedaron por fuera a pesar de que aún hoy podrían verse algo añejas. En fin, el proceso se extendió lo que tenía que extenderse, sentimos que este es el momento que le corresponde a nuestro disco y por eso hoy celebramos.

Avanzando en la grabación vinieron las correspondientes cantadas, una por cada lado y a veces las dos simultáneamente cuando era necesario (aunque Daniel prefería que no grabara junto a él jo jo). Llegando casi al final de aquellos días de grabación, sumamos algunas palmas y un whistle para Flying Bull así como una percusión en Between the World and Me y ¡listo!

La mezcla corrió por cuenta de dos grandes amigos: el mismo Tassara y Manuel Mora Fairén, también en Miut Audio. Además Manuel también nos colaboró en varias sesiones con sendas recomendaciones. y se entusiasmó a interpretar parte de la percusión que se escucha en Between the World and Me. Finalmente Tassara se hizo cargo de la masterización.

En el departamento creativo no podemos dejar por fuera a dos increíbles amigas del dúo: Amanda Velásquez y Mariana Robert. La primera hizo un lindísimo trabajo para las artes que vienen en el disco así como para el diseño del logo. Nos escuchó cuando fue necesario y luego tomó iniciativa con mucha confianza, nos presentó varias propuestas y hoy el arte que le da tapa y contratapa al álbum es obra suya. 

Mariana es otra gran amiga de ambos y afortundamente nos aceptó la solicitud que le hicimos de que nos tomara fotos para el disco así como para la etapa de promoción y demás… Pasamos toda una mañana y media tarde a las órdenes de su lente en una preciosa casa de otros amigos, en Heredia. Las fotos que nos tomó nos encantaron, y por eso hemos tratado de compartirlas por todos los lugares que sea posible.

Ahora que tenemos un álbum afuera no vamos a decir ya podemos morir tranquilos; todo lo contrario, con la salida de este disco cerramos una etapa pero empezamos otra nueva… Esperamos que este 2012 nos deje lanzar un segundo disco… pero por ahora nos dedicaremos a celebrar de forma merecida. ¡Gracias!



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